Cuando estás embarazada todo el mundo siente que tiene derecho a tocarte la panza, como si esa parte de la piel no te perteneciera y fuera de dominio público. La primera vez es rarísimo! alguien que no conocés, en el subte para peor, te toca la panza y te pregunta "¿de cuánto estás?". Horrible. Por lo menos a mí me pareció así. Y sentí lo que mi retoño: no quiero compartir.
Hay que compartir... |
Pero, claro está, una termina respirando y compartiendo, aguantando y sonriendo y, después, como al año más o menos, querés compartir TODO lo que hace la criatura, desde un provechito hasta la sonrisa reflejo cuando duerme.
En fin. Hoy mi bebita va a conocer y a compartir a su primo. Es un buen día.
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