viernes, 19 de octubre de 2012

Se viene, se viene, se viene... el día de la madre!

Si. Y es el segundo año que porto este título y que espero saludo, flores, regalos, bombones y más.
El año pasado fue TE - RRI- BLE. Yo estaba en pleno puerperio (bue, pleno, pleno no sé, pero a mí me había pegado así...) y mi amado esposo se ocupó de los regalos. Claro, era el primer año de mamá y él tenía que comprar el regalo solo, sin consejos ni ayuda de mi parte... hizo lo que pudo, lo mejor que pudo, y le puso toda la onda... pero yo estaba, cómo decirlo?... LOCA!
Empezó muy bien con besos y abrazos de los dos y después, una supuesta búsqueda del tesoro sin pistas escritas pero con "frío, frío", "tibio... caliente!!", hasta que descubrí el primer regalo: un libro de 500 páginas (Almudena Grandes) que, by the way, ya había leído y estaba en nuestra biblioteca... bué... puse cara de "sorpresa" pero no aguanté. Ahí nomás dije algo así como "a vos te parece que tengo mucho tiempo para leer????" y seguí y seguí y seguí... la verdad, estuve mal. Pero mi beba tenía 8 meses, hacía uno que había vuelto a trabajar part time con todo lo que eso me costaba, daba la teta a demanda todavía, las horas que estaba en casa y, por sobre todas las cosas, no podía pensar en nada más que en esa criatura que tenía, que había nacido antes de tiempo (antes de lo programado, por lo menos), que tenía que engordar y cuidar, y me había obsesionado mal.
Lo peor es que había un segundo regalo. Obvio que ya se había cortado la magia y sólo me dijo "está ahí", señalando un cajón. Y yo, que seguía subida a mi propia moto de mala onda, añadí "si llega a ser otro libro te lo tiro por la cabeza". Cuando vi el envoltorio de la librería ni lo abrí. Lo dejé ahí mismo y creo, ahora no lo recuerdo, y puede que esté inventando, me puse a llorar.
Después vino el "regalo", eso que había pensado para mí, especialmente en este día que conmemorábamos los 3: un día de spa. Genial. Tenía que faltar al trabajo y ver con quién se quedaba la beba... y desplazarme hasta Puerto Madero! casi me muero. En resumen: esperé hasta el día anterior a que se me venciera el voucher, fui a desgano a ese pituco hotel, les pedí que hicieran lo más rápido posible y no disfruté nada. 
Ahora lo recuerdo con una sonrisa y un poco de nostalgia de esos días de locos en donde no podía cambiar un pañal con number 2 sola porque me daba miedo!
Seguro este año es distinto. O no. Pero no importa.



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